SIEMPRE he
estado convencido de que el uso serio y competente del lenguaje pasa necesariamente por la perfecta
adecuación del discurso a la situación comunicativa específica: quién habla y
en qué condición, a quién se habla, en qué oportunidad y ocasión y con qué
finalidad o intención comunicativa. Fuera de esto lo demás es ruido.
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